Discurso en torno a la atracción y el origen del mal en Nailbiter
Víctor Hernández-Santaolalla (vhsantaolalla@us.es)
Bloque B3.8. Virtuales
https://youtu.be/PsVNPI4v2ec
Creado por Joshua Williamson y Mike Henderson, encargados del guion y el dibujo respectivamente, Muerdeuñas (Nailbiter) se centra en Buckaroo, un pueblo ficcional del estado de Oregón famoso por ser cuna de dieciséis asesinos en serie. Si bien una de las motivaciones principales del relato es conocer el porqué de tal mérito, resulta interesante cómo desde el principio se cuestiona si este récord debe tomarse como un castigo o como una oportunidad. En el número que abre la serie aparece “The Murder Store”, la primera tienda del mundo dedicada a los recuerdos de asesinos en series, cuyo regente, Raleigh Woods, pretende también organizar en el pueblo una convención de fans de estos criminales (Williamson & Henderson, 2015); que recuerda en cierto sentido a la convención de asesinos en series de Sandman (Gaiman, 2016). Ante el rechazo del agente Nicholas Finch, Raleigh se justifica argumentando que su abuelo, Norman Woods, fue el “infame” Quemalibros, por lo que solo intenta beneficiarse de un incidente que él no provocó y que manchó el buen nombre de su familia.
Muerdeuñas trata así desde un primer instante dos cuestiones que resultan especialmente interesantes para el presente trabajo: por un lado, sobre cómo aceptar la naturaleza de uno mismo, las raíces de la propia existencia, y convivir con una suerte de “pecado original”; por otro, sobre cómo se pueden conjugar la admiración y el rechazo hacia el mal, y en concreto hacia los asesinos en serie. Este último punto se torna especialmente interesante por la cantidad de criminales y personajes de dudosa moral que en los últimos años se han convertido en protagonistas de numerosos productos de la cultura de masas; personajes que cuentan con gran cantidad de seguidores, quienes son capaces de defender, o al menos aceptar, sus acciones y que, en última instancia, serían fruto del contexto sociocultural en el que (re)surgen, convirtiéndose en síntoma de la insatisfacción de una sociedad rota (Kostko, 2016). Esto nos llevaría de nuevo a la búsqueda original que proponen Williamson & Henderson: el porqué de la proliferación de asesinos en serie de Buckaroo. Si el asesino nace o se hace nos devuelve al eterno debate nature/nurture, que en el cómic de terror se resuelve de una interesante forma: existe un gen asesino, pero este debe activarse para que “nazca” el asesino, lo que no significa que no haya personas que puedan convertirse en criminales sanguinarios sin tener trazos de dicho gen en su organismo (Williamson y Henderson, 2017). La finalidad del presente trabajo es, por tanto, analizar cómo Muerdeuñas reflexiona sobre la naturaleza del mal y la atracción que este provoca, teniendo en cuenta no solo el propio texto, sino también el contexto en el que el cómic surge. En este sentido, metodológicamente es el análisis del discurso el que se torna como la mejor opción para alcanzar dicho objetivo.
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